domingo, 5 de agosto de 2012

AYNI - YADAʼ - EL DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA: UN CAMINO DE PAZ

Soy cristiano y seguidor de Jesús pero profundamente respetuoso de todas las religiones y con vínculo de hermandad con los pueblos originarios (indígenas y afro-descendientes) de la tierra madre Abya Yala. A través de muchos años de vivencia en estas tierras he llegado al convencimiento que la única y verdadera identidad es la que está naciendo desde las culturas ancestrales y del arraigo vivencial de un largo compartir de los que hicieron de estas tierras un lugar de gracias y de hermandad. En este acercamiento a un camino de Paz voy esbozar tres grandes tradiciones de una vida en armonía consigo misma, con los demás y con la creación y la naturaleza que nos envuelve: I. La Pacha Mama o tierra Abya Yala, II. La tradición afro-semita-hebrea III. La cristiana-occidental. I. La pacha Mama o tierra Abya Yala La paz en Abia Yala, AYNI: 1. Alteridad ((de Emmanuel Lévinas) o analéctica (de Herique Dussel) es la esencia de los pueblos originarios. 2. La falta de alteridad en la colonización impone una cultura ajena a los pueblos Abia Yala. 3. Para consolidar la paz hay que reconstituir la reciprocidad. 1. La semántica del Ayni, presentado en forma excelente en el libro “AYNI, de Carlos Milla Villena, como un camino de unidad universal. 2. La reciprocidad como vivencia ancestral de los pueblos originarios del norte y del sur, de la estrella del Norte y de la estrella del Sur, es una propuesta de la Pacha Mama para el mundo. 3. La colonización antigua y nueva. Es muy evidente la colonización de la conquista a través de la imposición de las armas y las ideologías y la colonización actualidad propuesta como un desarrollo de las ciencias y la tecnología pero no en sintonía con las tradiciones ancestrales, forma de vida integrada a la naturaleza y la comunidad. 4. Hijo de Hombre… (Dn 7,13) No es el hombre idealizado del profeta Daniel, no es un ser sobrehumano sino el que logra su propia realización humana integral: cuerpo y alma y camina en sintonía con el plan de Dios. II. La tradición afro-semita-hebrea El Shalom, YADAʼ יָדַע en Gn 4,1 (Conoció el hombre a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín, y dijo: "He logrado un varón con la ayuda de Yahveh"). La construcción de la Paz pasa a través del YADAʼ, o sea: 1. conocerse, acercarse, confrontarse. 2. Experimentar en un camino de libertad. 3. Convivir como familia y como pueblo. El camino total lleva hasta el saber de Dios que es el conocimiento pleno (Gn 3,5 Al contrario, Dios sabe que el día que coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios, conocedores del bien y del mal"). El verbo conocer en hebreo es un camino de totalidad y así lo expresa la raíz hebrea ידע . A menudo se explica el verbo yada’ (conocer) con el sentido eufemístico de relaciones sexuales para la procreación pero, posee una significación mucha más rica, es un proceso de relaciones integrales, de reciprocidad, que se puede descubrir haciendo una lectura transversal de la Biblia Hebrea. Por ejemplo no es así en Gn 13,33-35: La dos hijas se acostaron con Noé sus padre) – no lo conocieron, no se acercaron, no se confrontaron, no experimentaron una relación verdadera. Y los judíos no reconocieron como propios esos pueblos… Así pasa el mundo actual queremos aprovechar la naturaleza sin reciprocidad, en contra de la naturaleza y de las auténticas relaciones humanas. La Interpretación simbólica confirma la lectura contextual de los textos bíblicos indicando: Una semilla de vida que se abre al mundo (reciprocidad) para constituir un ser humano integral y consciente. Es: 1. Acercarse y confrontarse para un recíproco conocimiento. 2. La acción comunitaria y solidaria como elemento constitutivo del camino de paz y progreso de nuestros pueblos. 3. El vivir de frente al otro en camino hacia los saberes y la plenitud de vida. 4. Confrontación y no Enfrentamiento (Gn 4,16). Abandonó Caín la presencia de Yahveh, y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén. El enfrentamiento en contra de su hermano Abel se transformó en confrontación allí en la tierra de Not, de frente al Edén. Lo mismo que sucedió con Adán y Eva al salir del Edén. III. La cristiana-occidental La consciencia nacional como fruto de paideia, humanitas, humanidad como un renacer (Renacimiento) y la defensa de los derechos humanos. Sin ellos se va hacia un camino de destrucción. Se produce: 1. Enfrentamiento social. 2. Imposición políticas con el poder de las armas y de la economía. 3. Anulación del diálogo e imposición de ideologías hegemónicas (una herencia europea). 1. En nuestra realidad social se va profundizando un enfrentamiento entre el Norte y el Sur, entre ricos y pobres, entre ciencias y saberes, entre tiranía y populismo, entre inconsciencia y consciencia, produciendo un desgarre que nos destruye y que parece irreversible. 2. A menudo no hay un crecimiento armónico de las ideas sino un querer imponer una verdad personalizada y exclusiva. No hay la voluntad de favorecer un proceso de cambio en libertad por certezas “absolutas” de verdades subjetivas que se quieren imponer a través de la suma de los poderes públicos que puede llevar a un frenesí social. Hay una nueva forma de incultura que es la depredación de la naturaleza. Con eso se quiere sustituir la auténtica cultura que consiste en la capacidad de cul-tivar nuestra tierra madre, necesitamos producir pero en armonía con la creación. Así lo afirma Carlos Milla Villena haciéndose eco del mundo ancestral Abia Yala. 3. A menudo se quiere imponer guerras destructivas y el poderío económico para eliminar el otro o, al menos, la anulación del otro con el convencimiento que ese es el bien supremo o el bien del pueblo. Otros lo hacen en forma subliminal, hasta utilizando la espiritualidad y una falsa elevación espiritual. Conclusión a) Necesitamos un renovado Ayni y la Yadaʼ, o sea, reciprocidad. Una confrontación para alcanzar la reciprocidad que nos sugieren nuestros orígenes ancestrales y afro-semitas. Necesitamos una paz integral donde se equilibra la idealidad con la producción y el desarrollo con el crecimiento espiritual. Necesitamos el verdadero Shalom o paz integral dentro de las leyes universal-cósmicas. Es el Ayni de nuestra tierra madre o tierra de florecimiento. b) Nada se construye con verdades absolutas ni con sistemas políticos y económicos que no consideren el ser humano en su integralidad y hermandad que se da a través de un proceso de cambio y respeto recíproco, desde el otro (reciprocidad). La séptima bienaventuranza de Jesús dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios”. (Mt 5,1-13) Jesús conocía a cabalidad el mundo hebreo-judío y se propuso una actualización de la Torah con las bienaventuranzas. Desde una ética universal y moral hebrea a un camino de vida concreto. Un hacer y no solamente un ser humano en sí mismo sino una proyección social. Un relanzar una visión hacedora del bien para superar la esclavitud romana y el callejón sin salida de la religión judía y del judaísmo que se resumía en: La Ley, el Templo y la Raza. Y Santiago en su carta escribe: “3,14 Pero si tienen amarga envidia y rivalidad en vuestro corazón, dejen de engreírse y no mienten contra la verdad. 15 No es ésa la sabiduría bajada de arriba, sino terrena, puramente humana, perversa. 16 Pues donde hay envidia y rivalidad, allí hay agitación y toda obra mala. 17 Mas la sabiduría de arriba es, ante todo, pura; luego, pacífica, moderada, indulgente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sincera. 18 En fin, los que trabajan por la paz siembran en paz el fruto de la justicia”. Ciertamente estos versos de la carta de Santiago pueden indicar un camino sólido para conseguir la Paz o Shalom o Shalam: la reciprocida del Ayni, Yada’, consciencia. Bernardo Favaretto